lunes, 17 de junio de 2013

~Mi último día~

 Nombre: Mi último día
Palabras: 450
Tema: Búsqueda

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

Miré la hora por enésima vez, eran las diez y cuarto de la noche y aún no había llegado a casa. Me estaba empezando a preocupar. Y mucho. Cogí mi chaqueta de color beige y salí a la calle. Estaba lloviendo bastante, no se me ocurrió la idea de coger el paraguas. Caminé bajo la lluvia intentando cubrirme con la capucha de la chaqueta, pero el agua conseguía traspasar las costuras de ésta. Caminaba cada vez más rápido y el corazón me latía a mil por hora. Miraba a los lados, perdida, intentando encontrarle pero no daba con él. Había salido a las seis de la tarde y pasadas cuatro horas, seguía sin llegar. Llegué a unos soportales debajo de un gran edificio y saqué mi móvil del bolsillo. Marqué su número de teléfono, le di al botón verde y esperé a oír su voz al otro lado del teléfono.

Contestaron, pero nadie hablaba. Se oían algunas voces de fondo, pero no conseguía distinguir lo que decían. Todo se silenció. No se oía nada a través del celular y me comencé a preocupar de nuevo. De repente, se comenzaron a oír unos pasos acelerados a través de éste. En ese momento mi corazón comenzó a acelerarse más de lo que ya estaba y, automáticamente, con el celular en la oreja comencé a andar rápidamente bajo la lluvia. Cada vez iba acelerando más los pasos, hasta llegar al sitio que me había dicho que iba a ir, quién sabe a lo mejor se había retrasado y seguía allí. Entré por la puerta y pregunté a un hombre que estaba por allí si había visto a un chico alto, de pelo moreno y de ojos verdes intensos. Me dijo que sí. Séptimo piso letra "A". Subí por el ascensor y cuando se abrió, busqué por el estrecho pasillo la letra "A" en alguna de las puertas. Llegué a ella. Estaba entreabierta y un fino hilo de luz traspasaba la puerta por el poco hueco que tenía. Cuando abrí la puerta (la cual chirrió un poco al abrirla), la habitación estaba completamente a oscuras, salvo por los huecos de las persianas en las ventanas. Di unos pasos adelante cuando me encontré con una sorpresa. En el suelo se encontraba un cuchillo ensangrentado y más adelante, su cadáver. Pegué un grito de horror increíble, un grito que duró muy poco. Alguien me tapó la boca con un pañuelo y sin mediar palabra, cogió un cuchillo de largas dimensiones y abalanzándose sobre mí, me lo atravesó por la espalda. En ese momento caí en el suelo estrepitosamente. Comencé a notar que me iba debilitando cada vez más rápidamente. Alcé la mirada comprobando que aquel hombre ya se había marchado. Antes de morir desangrada por la enorme herida que tenía en la espalda, alargué la mano para tocarle, para sentirle por última vez. Al tocarla su suave y sedoso pelo negro, cerré los ojos para no volver a abrirlos nunca más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario